Mi nombre es Alba Bravo y soy fotógrafa.
En mi casa, lo que siempre se ha respirado es el olor a cocina y el estrés de los fogones, es lo que tiene estar rodeada de cocineros. Yo decidí cambiar los fogones por los flashazos.
Me gradué en Comunicación Audiovisual. La fotografía me encontró a mí en la adolescencia. Nunca fui la alumna perfecta, de esas que lo dan todo en el instituto. El giro de guion llegó en la universidad, donde de pronto pasé de ir justita a... sí... era esa persona que salía de un examen diciendo “creo que me ha salido regular” para luego llevarse el diez. Un clásico, lo sé.
Quizás de mi familia aprendí algo más que a montar una mesa: la capacidad de improvisar en el caos y el valor de los pequeños detalles que no están en la receta. Por eso me dedico a capturar la vida tal como es, sin posados antiguos. A encontrar esa chispa que se enciende en las bodas, en los abrazos de una familia o en la complicidad de una pareja.
Empecé con las bodas nada más terminar la Uni trabajando en una productora de Murcia, pero me di cuenta de que mi sitio estaba detrás de mi propia cámara. Ser mi propia jefa, sin horarios ni límites, dicho de otro modo... hacer lo que me diera la gana. Y aquí estoy, lista para hacer que el tiempo no se lleve los recuerdos
Por cierto, si a tu sesión viene una mascota, ya te aviso: se convertirá en mi mejor amiga. Soy amante de los animales, sobre todo de los gatitos.
Así que si buscas a alguien que capte lo que no se ve, y que además te prometa que una conversación llena de risas, escríbeme. Y si te apetece, nos tomamos un café y me contáis vuestra historia
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